MI LIBRO "MIS VIAJES POR TERRANOSTRA" CAPITULO 12.

MITOLOGÍA NÓRDICA » Todo Sobre Su Tradición, Historia Y Deidades

Guten morgen, Divina pareja. Po' ya he llegao'. DEEEELLLL MUNDOOOO. Y no me podía faltar el meme de: ESTASSSSSS SSSSSONNNNN. Bueno, vayamos a lo serio. Algunos me preguntaréis: "EH, Ion, ¿Por qué últimamente estas subiendo menos de lo habitual?" Y, la respuesta, está en vuestro Kokoro. Digo... Sinceramente no se me ocurren demasiadas cosas de que hablar y eso, pero probablemente os traiga pronto una reseña. Esperad primero, eso sí, a que me lea el libro. Que supongo que es lo más importante a la hora de hacer una reseña y toda la pesca. Así que, aprovechando a que recién, recién ahorita mismo wey :v habéis alcanzado el nivel 75 de la escala de poder de Dusendorf hoy os presento el capitulo décimo segundo de este maravilloso libro que lo escribí yo solo sin la ayuda de "nadien":

CAPITULO 12: EL RESCATE DEL ENANO

Cuando me desperté no sabía dónde me encontraba ni como había llegado hasta allí. Abrí los ojos, estaba vendado de pies a cabeza y parecía que me hubieran echado alguna crema para curarme las heridas. Estaba en una gruta, en medio de ella había un fuego y al lado un enano fumando una pipa.
Era Átcerid.
Con las pocas fuerzas que me quedaban y toda la que conseguí reunir de los rincones más profundos de mi ser. Pude decir:
- Átcerid…
-Oh, John ya veo que has despertado. ¡Cuántas cosas tengo que contarte!- me dijo, dejó la pipa en el suelo y se vino hacia mí. Cogió una extraña hoja fina y blanca, me la dio de comer.- Es una hoja de árbol de Sawe, sus hojas son curativas y revitalizantes. 
Átcerid tenía razón. Al poco tiempo de comer las hojas ya me encontraba mucho mejor. Tuve suficiente fuerzas como para decir:
-¿Así que tú fuiste el que lanzó ese destelló azulado a los skavengött?- le pregunté.
-Sí John, fui yo. Te estaba buscando después de tanto tiempo.
-Yo también tengo muchas cosas que contarte, Átcerid, por ejemplo: Nǘtt es una buena persona. La que es mala es la Muerte, ella mató a los hijos de Nǘtt y a toda su familia.
-Mhhh, comprendo. John, no todo lo que la gente dice es verdad ni completamente mentira. Más bien es una verdad a medias, siempre hay que tener en cuenta los puntos de vista. Por ejemplo: ¿En qué otra cosa me he equivocado, John?
-Pues…- dije, intentando acordarme de lo que me dijo Nǘtt- Él no hizo ningún pacto con Nodund, fue la Muerte.
-Comprendo. Pues, como te decía, nadie puede estar del todo…- pero no terminó la frase. Vio el collar del destino en mi cuello y me dijo, fascinado, con cara de incredibilidad:- ¿Ese es el collar del destino John?
-Sí, me lo dieron las Hamingas en un claro del bosque- Átcerid dejó de mirar el colgante, volvió a coger la pipa y se sumió en sus más profundos pensamientos. 
-John sal fuera, conmigo, solo un momento.
El enano se levantó y salió de la gruta. Fuera estaba amaneciendo, el paisaje era precioso. Se podía ver una depresión entre colinas y en el centro un pequeño bosque. 
-Átcerid, ¿Por qué me has traído hasta aquí?- le pregunte-¿Qué tienes que decirme que es tan importante?
-El oráculo de Éndiran me dijo que en los acantilados de Myrkri y en el volcán de Nadgra se iba a librar una horrible batalla. Que enfrentarán los skavengött contra los Terranostregos. No me han dicho la fecha exacta, pero si mis cálculos no me fallan, creo que será dentro de… treinta y cuatro días más o menos. Hasta entonces te estaré entrenando.
-¿Cómo dices?- pregunté sin dar crédito.
-John, eres un skavengött. Vástago de muchas madres. Tienes la capacidad de hacer grandes cosas como destruir planetas enteros o crear tu propia raza. 
 »Coge a Dagmar y prepárate para la lucha.
Y eso hice. Blandí a Dagmar en el aire, mi espada era muy liviana pero bastante larga y tenía doble filo. Átcerid me dio una estocada con una espada improvisada con un palo y una rama, yo me defendí ágilmente. Sin embargo el enano era más rápido que yo y me pudo dar de nuevo. Tan certero que podía haberme matado si no hubiese sido un palo de madera.
-Tienes mucho que aprender, John.- me decía Átcerid, cada vez que me daba una golpe.

Más allá, en Munguyayetu. La Muerte se debatía con la reina Malkia. 
-¡Cómo! Me has traído a los únicos que no quiero- vociferó la Muerte- Tráeme al maldito skavengött o si no, ya sabes lo que te espera.
-Sí por supuesto ahora mismo, mi señor- murmuró Malkia que ya se estaba arrepintiendo de su trato con la Muerte.

Mientras tanto Sótiras, Nova y Endri estaban en las mazmorras del palacio de Malkia. Los skavengött los habían atrapado y se los habían llevado ante la reina, pero lo único que la malvada Malkia quería era a mí. Así podría dominar Terranostra con la Muerte. 

Bueno po' ya está, ya he cumplido y nadie se puede quejar de que "Ohh, Ion, últimamente no subes nada, vago" Puede que sea un vago, pero yo nunca, nunca pero jamás, jamás descuido a mi divina pareja. Y quien diga eso está pecando a mi religión, La Divina Pareja. En fin, os deseo buena suerte y fortuna a vosotros Divina pareja, dulces sueños y Gute Nacht.

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